CUMBRE DEL G-8 CONFERENCIA DE PRENSA DE JACQUES CHIRAC, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, AL CONCLUIR LA CUMBRE - FRAGMENTOS -
(Sea Island, 10 de junio de 2004)
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Probablemente ya habrán visto las declaraciones y planes de acción que hemos adoptado, que son bastantes, así como las conclusiones de la presidencia. Estas conclusiones no aportan nada nuevo respecto a los planes de acción. Quisiera precisar que la presidencia es la única responsable de las conclusiones, es decir, que no ha habido concertación sobre la redacción de las conclusiones. De manera que son las conclusiones de la presidencia y de nadie más. (...)
En lo que mí respecta, he querido articular en esta reunión las iniciativas o mis intervenciones en torno a cinco mensajes que me parecen estar en la línea del G-8 que no es un organismo de dirección del mundo, naturalmente, sino un organismo que, por las naciones que lo integran y su importancia económica y política, tiene la vocación de tomar iniciativas, de seguir las cosas, de impulsar las cosas, de alimentar una reflexión y de afirmar una determinada visión del mundo de mañana.
El primero de esos mensajes ha sido un mensaje de diálogo. Todos sabemos que vivimos en un mundo que, desde este punto de vista, es bastante deficitario. Creo que ha sido una buena iniciativa en materia de diálogo celebrar ayer una reunión con siete jefes de Estado de Oriente Medio y del norte de África que nos ha permitido tener, digamos que un intercambio de opiniones un tanto unilateral. Han sido ellos los que han sido invitados a expresarse para darnos su opinión y para informarnos, lo que ha resultado ser muy positivo e interesante para todo el mundo.
En esta misma línea, hoy a mediodía ha tenido lugar un almuerzo de trabajo sobre el tema de la NEPAD, en el que han estado presentes seis jefes de Estado africanos. Se ha producido también un intercambio de opiniones que me ha parecido muy positivo. Los africanos habían preparado sus intervenciones de forma muy coherente e inteligente. Cada uno ha hablado por turnos de un tema y de una forma que me ha parecido muy responsable y que ha impresionado creo que a todo el mundo, especialmente a los que tal vez estén más distantes de las preocupaciones africanas.
De manera que el diálogo. Es un poco el mismo espíritu con que organizamos el encuentro de Evian. Personalmente, lamento un poco que no se haya ampliado ese diálogo a una serie de países emergentes, como hicimos en Evian, ya que es evidente que hablar de los grandes asuntos del mundo, especialmente en el plano económico, sin escuchar o sin asociar a nuestra reflexión a países como China, la India o Brasil, entre otros, no es lo mejor. Tal vez se haga la próxima vez.
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El segundo mensaje es el de la confianza. Me han impresionado mucho, por un lado, la confianza en la reactivación de la actividad económica mundial, es decir, el crecimiento, así como, por otro lado, la determinación, por todos afirmada, de asociarse con la mayor eficacia posible a ese crecimiento; no hacer nada para obstaculizarlo y hacer todo lo posible por prolongarlo, especialmente en el ámbito social y de la creación de empleos. Este crecimiento se puede observar en Estados Unidos, donde genera muchos puestos de trabajo, y en Asia; pero también se observa este fenómeno en África y en Europa, especial aunque no únicamente en la eurozona. De manera que se respira un clima de salida de crisis que viene afirmándose desde hace unos meses y que ayer se pudo sentir de manera muy especial en las reflexiones que presentaron los participantes de la reunión.
El tercer mensaje ha sido el de la movilización por el desarrollo. Ayer evoqué las medidas generales que hemos adoptado en favor del desarrollo que es un asunto que me inquieta especialmente. Hoy por hoy, no tenemos más remedio que constatar que, siendo la globalización lo que es, nos encontramos en un sistema en el que, por el momento, los países pobres se estancan, en el mejor de los casos, con perspectivas preocupantes, debido a la demografía, y los países ricos se enriquecen. De manera que nos encontramos frente a un problema real.
Hace cuatro años, en 2000, asumimos una serie de compromisos en la Cumbre del Milenio. Se va a cumplir la tercera parte del tiempo de compromiso y, tal como están cosas, es evidente que si no corregimos nuestro comportamiento, no podremos respetar los compromisos del Milenio que, lo recuerdo, consistían en reducir a la mitad la pobreza en el mundo. (...)
El Banco Mundial ha publicado recientemente un importante informe del que se deduce que habría que multiplicar, incluso triplicar [la ayuda pública al desarrollo] –que recuerdo que actualmente asciende a cincuenta millones de dólares al año-, si queremos alcanzar los Objetivos del Milenio. Creo que sería un gran fracaso y una gran tristeza para los países a los que este asunto concierne, no alcanzar los objetivos que nos hemos fijado. Para conseguirlo, no cabe la menor duda de que hay que mejorar las condiciones de la ayuda pública al desarrollo o de la ayuda al desarrollo en general.
Esto explica, por un lado, la iniciativa británica llamada Iniciativa Financiera Internacional, que cuenta con el respaldo de Francia y cuyo principio hemos hecho que se adoptara en la reunión de ayer. Por otro lado, he hecho un primer balance de la misma, lo que explica la iniciativa de Francia que ha reunido, bajo la autoridad del Sr. Landau, un grupo de trabajo (...) para encontrar los medios de crear un gravamen internacional que pueda ser aceptable, eficaz y productivo. Todavía no estamos en la fase de las conclusiones pero creo que las tendremos antes de finales de año y que entonces podremos –tal vez en contacto con el presidente Lula pues, como saben, trabajamos juntos sobre este tema-, presentar propuestas de gravamen internacional. Para ser sincero, debo decir que este asunto, que me he limitado a evocar, ha cosechado el visto bueno de algunos pero ha sido fuertemente cuestionado por otros. (...)
En esta misma línea, las decisiones que hemos tomado para incitar a la iniciativa privada en los países pobres, especialmente todo lo relativo a la introducción del microcrédito (...), ha sido, en mi opinión, positivo, así como la lucha contra el hambre y la lucha contra el sida, sobre la que los franceses hemos insistido mucho. Y es que, como podemos ver, el Fondo Mundial, que no es el único medio de acción pero que es un medio de acción esencial, no está actualmente garantizado para el año que viene. Y hay que tener dentro de dos años las sumas que la comunidad internacional se había comprometido a movilizar.
Cuarto mensaje, el de la responsabilidad. Ayer trabajamos largo rato sobre los problemas de seguridad y tomamos una serie de decisiones (...) en tres ámbitos. Por un lado, la prevención y la diseminación de las materias nucleares, importantes elementos de nuestras políticas de no proliferación. En segundo lugar, una cooperación reforzada en el ámbito de los transportes aéreos para facilitar las cosas a los viajeros e identificar mejor a los que, púdicamente, llamamos pasajeros de riesgo. Y por último, un plan de acción sobre el mantenimiento de la paz, especialmente en África, en total coherencia con la Organización de la Unión Africana, que da un nuevo impulso a nuestros esfuerzos por incrementar las capacidades regionales. (...)
Sobre estos tres temas, he insistido en las responsabilidades, el potencial de acción y las condiciones de acción del G-8 si quiere ser eficaz. En particular, he insistido en el respeto del multilateralismo que garantiza una acción eficaz y legítima. También he insistido en el respeto de las libertades públicas, especialmente en la lucha contra el terrorismo. Luchar contra el terrorismo es necesario. Pero nunca debemos perder de vista los principios que cimientan nuestra civilización, en particular, el respeto de los derechos humanos. Por otro lado, me satisface que hayamos podido obtener un resultado positivo y de vanguardia sobre los paraísos fiscales.
Por el contrario, hay un ámbito en el que lamento que no hayamos progresado en absoluto y que es el de la lucha contra el cambio climático. Es absolutamente evidente que el calentamiento del planeta es una realidad. Hace diez años, los expertos, los científicos podían tener apreciaciones diferentes. Pero hoy en día, todos coinciden en que el calentamiento climático es una realidad, con todas las consecuencias que arrastra. De manera que estamos bajo una amenaza real. Así que somos responsables y si nos mantenemos inactivos, esta responsabilidad pesará mucho más sobre nuestros hombros. He tenido oportunidad de hablar de este tema con el presidente de Estados Unidos. Decirles que le he convencido sería exagerar un poco. En fin, lo que he pretendido ha sido llamar su atención sobre las pesadas consecuencias de nuestra inacción. Me alegro de que la presidencia británica del año que viene haya decidido convertir este asunto en un tema de propuestas y de acciones.
Finalmente, quinto y último mensaje, nuestra oferta de asociación a los países de Oriente Medio, Oriente Próximo y el norte de África. Durante un almuerzo que hemos tenido con diversos dirigentes de Oriente Medio, hemos llegado, yo diría que sin problemas, a un acuerdo sobre la respuesta que el G-8 debe dar al llamamiento de la Cumbre de Túnez para las reformas. (...) Estamos dispuestos a reforzar nuestra asociación con los países de esa región que lo deseen, de cara a respaldar las reformas que han decidido emprender, en función de su cultura, de su historia y de su situación económica, social y política.
He recordado las condiciones necesarias para que esta empresa sea exitosa. Son condiciones imperativas: primera condición, reactivar los esfuerzos de paz entre israelíes y palestinos. Debemos movilizarnos mucho más, Estados Unidos y nosotros, el Cuarteto, para tratar de que se aplique la Hoja de Ruta que, hoy en día, nos parece el único medio para volver a sentar a todo el mundo a la mesa de negociación e interrumpir la dramática situación que se vive actualmente. Es una condición. Creo que querer hacer reformas está muy bien. Ayudar a que se hagan es perfecto. Pero sin duda alguna, hay una condición previa a todo eso que es que se vuelva a vivir una situación de paz, de diálogo y de seguridad en esta región del mundo.
La segunda condición es el escrupuloso respeto de la independencia y de la diversidad de los países de la región. Debemos responder a sus demandas y, en ningún caso, imponerles soluciones. En este asunto, debe prevalecer el espíritu de asociación.
La tercera condición es la movilización de instrumentos de cooperación, capitalizando lo que Europa ya ha hecho en el Proceso de Barcelona que, aunque en ocasiones se desconoce, es eficaz y se aprecia, además de marcar perfectamente el camino que se debe seguir.
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Pregunta.- Desde las dos conferencias de prensa de los señores Blair y Bush, tenemos una idea algo más clara de lo que esperan de la OTAN: ambos nos han dicho que tener tropas de la OTAN en Iraq no es ni realista ni práctico. Pero ambos han hablado de un eventual papel de formación de la OTAN. ¿Usted es partidario de que la OTAN desempeñe ese papel? ¿Francia participaría?
Respuesta.- Se ha planteado la cuestión de saber si la OTAN podía asumir alguna responsabilidad, en Iraq o, de forma más general, en la región. Esta solución tiene varios partidarios y presenta ventajas, especialmente para reforzar a la coalición en Iraq o atenuar sus problemas.
Siempre nos hemos mostrado más reservados al respecto. Cuando los polacos aceptaron instalarse en Iraq, aceptamos que recibieran ayuda técnica de la OTAN porque no tenían los medios necesarios para asumir las responsabilidades de mando. Pero solo fue una ayuda técnica, no se trataba de la bandera de la OTAN. No era responsabilidad de la OTAN. Por el contrario, consideramos que una injerencia de la OTAN en esa región supondría grandes riesgos, incluidos riesgos de enfrentamiento entre el occidente cristiano y el oriente musulmán. Naturalmente, se trata de una caricatura, pero es una apreciación que conviene tener en mente. Así que hemos indicado claramente que no podríamos aceptar una misión de ese tipo para la OTAN. (...)
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P.- Señor presidente, después de su votación esta semana en las Naciones Unidas, después de esta Cumbre, ¿cuál es su opinión general de la situación en Iraq? ¿Aceptan las cosas como son? ¿Se opone usted o tiene reservas sobre el tema de la OTAN porque se sigue oponiendo a la postura estadounidense en Iraq?
R.- Yo no me opongo en absoluto a la postura de Estados Unidos en Iraq. Francia y Estados Unidos discreparon totalmente sobre la guerra en Iraq. Es así. Lamento mucho esa guerra. Creo que no era ni necesaria ni útil y que era costosa en todos los sentidos del término. Creo que se podrían haber encontrado otras soluciones para orientar a Iraq hacia un sistema más democrático o más equilibrado. Mi opinión no ha cambiado un ápice. Pero se trata de un problema histórico. No voy a hablar de ello eternamente.
Hoy en día, estoy convencido, y así se lo he transmitido claramente al presidente Bush, de que la situación está muy degradada y de que es muy inquietante y preocupante. Y la única forma de alcanzar cierta estabilidad, desarrollo y seguridad en Iraq, es haciendo que los iraquíes sean realmente conscientes y estén convencidos de que se les devuelve realmente su soberanía, su independencia y las riendas de su destino. Esta es la vía, a mi entender bastante estrecha, que tal vez permita dejar atrás los dramas que se viven en estos momentos.
Lo que esto quiere decir es que hay que proceder realmente al traspaso de la soberanía. Digamos que no hay que hacer trampas. Hemos estado muy atentos a este respecto. Por ese motivo hemos sido muy exigentes a la hora de elaborar la resolución de la ONU. De hecho, debo decir que no éramos los únicos ya que hemos podido contar con la colaboración veinticuatro horas al día –no exagero nada- de nuestros amigos alemanes, rusos, españoles, argelinos y algunos otros.
Es el principio que se ha decidido. Y si los iraquíes son realmente conscientes de que vuelven a controlar su destino, puede haber una oportunidad. Si no seguimos el juego, esta oportunidad desaparecerá.
P.- Señor presidente, bienvenido a Estados Unidos. La proliferación ha sido uno de los principales asuntos de esta conferencia. Ayer habló usted de tres casos: Libia, Corea del Norte e Irán. ¿Cree que todavía es posible evitar que Irán adquiera armas nucleares? En caso afirmativo, ¿cómo lo haría? ¿Le parece que el modelo libio constituye un ejemplo o es importante encontrar una tercera vía a medio camino entre el modelo iraquí y el modelo libio?
R.- También podría haber hablado del modelo de Corea del Norte. En primer lugar, creo que es esencial evitar que nuevos Estados se doten de medios nucleares al margen de los controles de la Agencia. Como saben, británicos, alemanes y franceses lanzamos una fuerte ofensiva diplomática que consistió en tratar de convencer a las autoridades iraníes de que la relación coste /eficacia del objetivo que parecían querer alcanzar de dotarse de armas de destrucción masiva, era totalmente negativo. Hay una razón muy sencilla para ello que consiste en preguntar a los iraníes qué harían con una bomba nuclear, contra quién la lanzarían, cuando les ha costado una fortuna. A esta pregunta no pueden responder nada satisfactorio o razonable.
Así que pensamos que es absolutamente necesario convencer a los iraníes. ¿Les hemos convencido? No puedo responder a esta pregunta. Todo lo que puedo decirles es que nuestros tres países, en cooperación con los estadounidenses, siguen llevando a cabo una acción determinada para que los iraníes acepten aportar, bajo el control y las inspecciones de la Agencia Internacional, la prueba de que han interrumpido su programa en todo el ámbito nuclear.
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P.- Señor presidente, una pregunta sobre la deuda iraquí. Sabemos que Estados Unidos desearía que se redujese un 95% y que el FMI ha emitido un dictamen para que se reduzca un 80%. Cuando Francia hablaba de una reducción sustancial, barajaba la cifra del 50%. ¿Sigue estando Francia a favor de reducirla a la mitad?
R.- Sí, y le voy a explicar por qué. Iraq es un país potencialmente rico a pesar de tener una deuda considerable. ¿Cómo explicaría usted a los países pobres altamente endeudados o a algunos países muy endeudados –como, por ejemplo, Nigeria que estaba hoy aquí presente-, cómo les explicaría que se va a hacer por Iraq en el plazo de tres meses más de lo que se ha hecho en diez años por los treinta y siete países más pobres y endeudados del mundo? No tiene sentido. No es conveniente.
Por ese motivo, Francia, y no solo ella, ha tomado una postura clara: anulación: sí, sustancial: sí. ¿Y qué quiere decir sustancial? Para nosotros, que oscila entorno al 50%. (...)
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P.- Hace unos momentos, durante su conferencia de prensa, George Bush ha dicho que la relación con Francia es cordial. ¿Cómo calificaría usted la relación de Francia con Estados Unidos a pesar de que, según parece, sigue habiendo discrepancias sobre muchos asuntos?
R.- Yo diría que es una relación cordial. Repito una vez más que podemos ser amigos sin que ello signifique estar subordinados. Estamos perfectamente de acuerdo sobre lo más importante: una determinada visión del mundo, de la democracia y de los derechos humanos. Además, tenemos una experiencia histórica excepcional. Podemos no estar de acuerdo sobre todo. Y así es. Y podemos no estar de acuerdo sin ser agresivos. Eso es todo. Es una relación cordial.
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