Mensaje del excelentísimo Señor Jacques CHIRAC, Presidente de la República francesa, con motivo de la reunión de alto nivel sobre el sida de la asamblea general de las Naciones Unidas.


Nueva York – Estados Unidos, 2 de junio de 2006



Señor Secretario General,
Señor Presidente de la Asamblea General,
Señoras y señores,
Contra el sida, la comunidad internacional ha tomado dos compromisos: asegurar de aquí a 2010, es decir, mañana, el acceso universal a los tratamientos; invertir en 2015 el avance de la pandemia. Debe cumplirlos, ya que la situación actual en la que el virus sigue propagándose y segando anualmente más de tres millones de vidas, en la que la inmensa mayoría de los enfermos está en el Sur y los medicamentos todavía en el Norte es moralmente condenable, políticamente peligrosa y económicamente absurda. Es tanto más inaceptable cuanto que tenemos todos los medios para vencer.

En el Norte como en el Sur, los gobiernos y las sociedades civiles están ahora movilizados; los recursos se han multiplicado por diez desde 2001; el Fondo Mundial del que Francia es el segundo contribuyente se ha impuesto como un actor importante en la lucha contra la pandemia; las normas de propiedad intelectual en la OMC se han flexibilizado para facilitar el acceso a los genéricos.
Sin embargo, de los cuarenta millones de personas afectadas, sólo un millón y medio se beneficia de tratamientos antirretrovirales en los países del Sur. Estamos lejos de la cuenta puesto que, para responder a las necesidades inmediatas, habría que tratar a seis millones. Para conseguirlo, se necesitan un nuevo esfuerzo político y un nuevo modelo económico articulados en torno a cuatro prioridades.
La primera prioridad es el incremento de los medios. Hemos hecho la mitad del camino, pero no es más que una etapa.
Es indispensable un nuevo esfuerzo, el cual supone el aumento de la asistencia oficial para el desarrollo. En 2007, Francia incrementará su contribución al Fondo Mundial hasta trescientos millones de euros.
Este esfuerzo también requiere la implementación de nuevos mecanismos de financiación, con el fin de movilizar de modo duradero los recursos necesarios. Tal es el objetivo de la contribución de solidaridad sobre los billetes de avión cuyo principio ya ha sido adoptado por catorce países y que entrará en vigor en Francia el 1o de julio.
Con Brasil, Chile y Noruega, proponemos que las cantidades recaudadas se asignen a una Facilidad Internacional de Compra de Medicamentos, complementaria a las instituciones existentes y, en especial, al Fondo Mundial.
De este modo, se impondrá un nuevo modelo económico. Al proporcionar a los industriales la visibilidad indispensable para invertir en investigación así como nuevas capacidades de producción farmacéutica y al consolidar las reducciones de precios, garantizará para los países pobres la capacidad de acceso a tratamientos eficaces para todos.
La segunda prioridad es la coordinación de los proveedores de fondos bilaterales y multilaterales, como apoyo a las estrategias nacionales de lucha contra el sida. El Grupo de Trabajo Internacional creado en 2005, al término de la conferencia organizada en Londres por iniciativa de ONUSIDA, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, emitió recomendaciones precisas para evitar despilfarros y gastos dobles. Hay que llevarlas a cabo.
La tercera prioridad es la ayuda a los países del Sur para fortalecer sus sistemas sanitarios. Evidentemente es esencial para acompañar los esfuerzos nacionales de prevención y tratamiento. Propondré en la Cumbre de San Petersburgo el inicio de una reflexión internacional sobre mecanismos de seguro de enfermedad adaptados a los países más pobres.
La cuarta y última prioridad es el esfuerzo de investigación. Sólo una vacuna preventiva permitirá detener la epidemia. Para ello, debemos mejorar la cooperación internacional pública y privada. A través de su Agencia Nacional de Investigación sobre el Sida, Francia está plenamente comprometida en colaboraciones europeas e internacionales, así como en programas de investigación terapéutica y vacunal en África.
Señoras y señores,
Desde hace más de dos décadas, continúa el avance del virus del sida. Y con él, millones de vidas rotas, huérfanos desamparados y víctimas de la violencia, disturbios sociales, económicos y políticos que obstaculizan el desarrollo de continentes enteros y especialmente de África, que le paga el mayor tributo.
Esta plaga nos recuerda la amenaza que las enfermedades infecciosas hacen pesar sobre la humanidad. A una realidad que se burla de las fronteras, que prospera gracias a las carencias de los sistemas sanitarios, en el terreno de la miseria y la exclusión, debemos oponer la fuerza de la cooperación y de la solidaridad internacionales. Es una cuestión de seguridad para el futuro de la humanidad entera. Es un asunto de dignidad humana y de justicia. Nuestras primeras victorias despiertan mucha esperanza. Sepamos cumplirla.
Muchas gracias.