Discurso del excmo. Sr. Jacques CHIRAC Presidente de la República Francesa - 61o periodo de sesiones de la asamblea general de las Naciones Unidas.
Nueva York - 19 de septiembre de 2006
Señora presidenta de la Asamblea General,
Señoras y señores jefes de Estado y de Gobierno,
Señor secretario general,
Señoras y señores:
Una vez más, la guerra ha incendiado a Líbano. Nueva expresión del interminable conflicto del Oriente Próximo que, desde hace sesenta años, jalona, con sus tragedias, la vida de Naciones Unidas.
A fuerza de estar dilatando sin cesar su resolución, este enfrentamiento se ha convertido en el epicentro de la inestabilidad internacional, la primera fuente de incomprensión entre los mundos, la fácil excusa de todos los terrorismos.
Esta situación no encierra fatalidad alguna. Con la resolución 1701, las Naciones Unidas han asumido su responsabilidad. La aprobación, por unanimidad, de esta resolución ha silenciado las armas. Francia, Europa y Asia han contribuido a reforzar la FINUL.
Pero el fuego sigue incubando. Corresponde ahora a todas las partes obrar por la consolidación de la paz y por el restablecimiento de Líbano.
A Israel, le corresponde concluir la retirada de sus fuerzas. Al gobierno libanés afirmar su soberanía sobre todo su territorio. A los países de la región cooperar plenamente, en aras del éxito de la resolución, con la ONU.
En esta región neurálgica, donde vemos reunirse las líneas de fractura, el statu quo ha dejado de ser soportable. Porque el conflicto de Oriente Próximo es una amenaza para la paz y la seguridad del mundo, el mundo no tiene más remedio que resguardar la paz. Apartémonos de los caminos trillados por la costumbre. Definamos una estrategia global, cuya clave sea la solución israelo-palestina.
Todos conocemos sus parámetros: la coexistencia, con seguridad, de dos Estados viables, ampliamente admitida ya por los dos pueblos; fronteras seguras y reconocidas; una solución justa tanto para los refugiados como para Jerusalén. Solamente la desconfianza arraigada entre dos pueblos ahítos de historia, embriagados por el sufrimiento y las adversidades, sigue separando a los israelíes y los palestinos de la paz a la que aspiran.
¡Dejemos de permitir que los extremistas dicten su ley ! ¡Ayudemos a los pueblos y a sus dirigentes a sentir de nuevo la audacia de la paz! ¡Como Sadat y Begin, Rabin y Arafat antes de ellos! Ante esta asamblea, hago un llamamiento al mundo para que se comprometa a restablecer las condiciones de la confianza.
Que una reunión rápida del Cuarteto lance la preparación de una conferencia internacional. Propongo que esta conferencia establezca de antemano las garantías que estamos dispuestos a dar a las partes en cuanto hayan llegado a un acuerdo. Propongo asimismo que prepare el terreno para un nuevo porvenir en Oriente Próximo, por medio de un marco regional de seguridad colectiva, de la integración económica y el diálogo de las culturas.
Señoras y señores:
Construir la paz es luchar contra el terrorismo. Es prevenir la proliferación. Es asumir la "responsabilidad de proteger", que consagramos aquí mismo el año pasado.
Contra las amenazas de proliferación de las armas de destrucción masiva, hay que hacer que prevalezca la legalidad internacional. En la crisis con Irán, la confianza ha sido alterada por la existencia de programas clandestinos. Hemos hecho a ese gran país ofertas de cooperación ambiciosas, siempre y cuando restablezca la confianza suspendiendo sus actividades litigiosas. El diálogo debe prevalecer. Hablemos para entrar en la negociación.
Ante la gravedad de lo que está en juego, la comunidad internacional debe mantenerse firme y unida. Nuestro objetivo no consiste en poner a los regímenes en entredicho. Se trata de que predomine la seguridad respetando el derecho internacional y la soberanía de cada cual.
"Responsabilidad de proteger" afirmamos. En Darfur, se ven amenazadas millones de personas. Se está preparando un crimen contra la humanidad. Unos sangrientos desórdenes están, de nuevo, a punto de sacudir el corazón mismo de Africa.
Francia exhorta a la comunidad internacional a que conjure una nueva catástrofe humanitaria. Hago un llamamiento a Sudán para que acepte sin demora la misión de paz de las Naciones Unidas. Hago un llamamiento a la Corte Penal Internacional para que busque activamente a los responsables de estos crímenes. Ya ha llegado el momento de que Africa, ese inmenso continente, con la riqueza de sus pueblos y su vibrante juventud, que ha iniciado el camino del crecimiento y de las reformas, encuentre por fin el destino que plenamente se merece.
Señoras y señores:
La humanidad debe ser unida y solidaria en la diversidad de sus pueblos. Necesita, hoy más que nunca, una Organización de las Naciones Unidas fuerte y respetada, instrumento insustituible de soberanía y responsabilidad compartidas.
Aquí es donde deben defenderse y protegerse los derechos humanos, universales y sagrados. Con el nuevo Consejo y la Corte Penal Internacional la ONU vuelve a su vocación primera. No vayamos a decepcionar la esperanza de todos aquellos que son amantes de la libertad y de la justicia.
En un momento en que la riqueza mundial se incrementa como nunca, la brecha que separa a los pobres y a los ricos llega a ser insoportable. Desde su fundación, la ONU es la encarnación de la obligación moral de equidad y solidaridad. Por ello, Francia aquí presenta la ambición de financiaciones innovadoras para el desarrollo como lo es la contribución internacional de solidaridad que grava los pasajes de avión, respuesta moderna y pragmática a las necesidades de la lucha contra la pobreza y las pandemias. En este marco, lanzaremos esta tarde UNITAID.
Sepamos superar los egoísmos, los dogmatismos, dar una posibilidad de éxito a la idea generosa de un mundo reunido en pro del progreso humano.
Finalmente todos sabemos que una actividad humana sin controlar está provocando una especie de suicidio colectivo lento. Sólo la reunión de las naciones entorno a compromisos acordados conjuntamente permitirá prevenir un desastre. Creamos la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, conciencia ecológica del mundo, lugar privilegiado de nuestra acción común a favor de las futuras generaciones. Francia recibirá, el año próximo, en el marco de una conferencia internacional, a todos aquellos que quieren hacer progresar este proyecto capital para el futuro del planeta.
Señoras y señores:
Desde hace diez años, un hombre lleva muy alta la antorcha de Naciones Unidas y de nuestros valores universales. Deseo rendir hoy a Kofi ANNAN un merecido tributo de profunda estima y reconocimiento.
Dentro de unas semanas, elegiremos a un nuevo secretario general. Inmensos retos le esperan. Podrá contar con el apoyo de Francia, su compromiso indefectible al servicio de la paz y la justicia, la fraternidad y el progreso.
Muchas gracias.
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