RUEDA DE PRENSA CONJUNTA DE JACQUES CHIRAC, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, Y GERHARD SCHROEDER, CANCILLER DE LA REPUBLICA FEDERAL DE ALEMANIA, TRAS SU ENCUENTRO - FRAGMENTOS -
(Aix-la-Chapelle, 14 de junio de 2004)
El canciller Schröder – Señor Presidente, Señoras y Señores. Este encuentro se enmarca dentro de la dinámica de reuniones que mantenemos cada seis semanas el presidente y yo así como los ministros de Asuntos Exteriores. Es un placer poder recibir al presidente Jacques Chirac en Aix-la-Chapelle, a tan solo unos días del Consejo Europeo de Bruselas que estamos preparando juntos de forma muy activa. Queremos que sea un éxito, especialmente la Conferencia Intergubernamental, y que logremos adoptar la Constitución europea y encontrar soluciones satisfactorias al tema de los nombramientos.
En cuanto al principio llamado de doble mayoría, a saber, que para determinadas votaciones en el seno de la Unión Europea, cada país disponga de un voto pero que los niveles de población de los diferentes países también se tengan en cuenta, nuestra postura no cambiado un ápice. De lo que ahora se trata es, simplemente, de encontrar las modalidades adecuadas para que este sistema se pueda aplicar en las mejores condiciones.
Francia y Alemania están totalmente de acuerdo sobre los demás puntos de la Constitución Europea. Para el tema de los nombramientos, vamos a aportar nuestro apoyo al trabajo de la presidencia y toda nuestra ayuda para que se pueda llegar a una solución aceptada por una mayoría.
También hemos hablado mucho de la cooperación en materia de política industrial. Estamos de acuerdo en que se prepare cuidadosamente el encuentro que debía consagrar esos asuntos pero que, por falta de tiempo, todavía no se ha celebrado. Pero se va a celebrar. Por otro lado, me felicito por haber llegado a un acuerdo con el presidente de la República sobre la creación de un grupo francoalemán que agrupe a una serie de industriales de ambos países que se reunirían a intervalos de tiempo regulares para hablar de los asuntos de política industrial, sin un orden del día preciso y, evidentemente, sin defender los intereses de una empresa en concreto. El objetivo de esta agrupación sería desarrollar nuestra cooperación en Europa, por Europa, teniendo en cuenta el interés de ambos países, para dar una perspectiva de futuro a la política industrial.
Por su parte, abordaremos los asuntos internacionales en la cena, dentro de unos momentos. Tan solo me gustaría volver a dar las gracias al presidente de la República por haber permitido estos encuentros tan profundos así como por haber permitido que llegásemos a estas posturas comunes que adoptamos por el bien de nuestros dos países, de los hombres y mujeres de ambos países, estableciendo objetivos claros con los que la cooperación francoalemana pueda hacer que progrese la causa europea. Confío plenamente en que tiene los medios para lograrlo.
El Presidente – Señor Canciller, Señoras y Señores. En primer lugar quisiera dar las gracias al canciller por haberme invitado a esta reunión tradicional, junto a Joschka Fischer y Michel Barnier, que nos ha permitido hacer balance. Le agradezco que nos haya invitado en esta ciudad, una de las más prestigiosas de Europa y de nuestra historia, Aix-la-Chapelle. También quisiera dar las gracias al alcalde de Aix-la-Chapelle, por su recibimiento, y a todos los habitantes de esta ciudad, muchos de los cuales se han acercado a saludarnos. Es un gesto que me ha conmovido.
También quisiera manifestar al canciller, en mi nombre y en nombre de todos los franceses y francesas – y he insistido en ello nada más comenzar la reunión- nuestro enorme y cálido agradecimiento por haber estado presente el 6 de junio en Normandía y por el discurso que pronunció. Tanto su discurso como su presencia conmovieron mucho a los franceses. De alguna manera, de ese modo se pasó una página, una página que no ha sido la mejor de nuestra historia, y se abrió un nuevo día. Creo que, tanto para Alemania como para Francia, se trató de un gesto muy fuerte, yo diría que histórico, y quería agradecérselo al canciller cálidamente. Es cierto que nos enfrentamos a problemas y a dificultades. Es normal. Pero lo importante es la capacidad y la determinación para mantener la paz.
En cuanto al contenido de la reunión, en lo referente a la próxima cumbre de Bruselas, el próximo Consejo, no tengo nada que añadir a lo que ha señalado el canciller. Alemania y Francia comparten la misma visión de la Europa del día de mañana. En consecuencia, tenemos la misma postura, al menos una postura muy próxima a la de la Convención con la que podremos tener una Europa más equilibrada a la hora de tomar decisiones, más eficaz en este ámbito, que acepte el movimiento, es decir, el crecimiento, el empleo, la justicia social y que se dé los medios que le permitan progresar. Nuestra postura sobre todos estos puntos es exactamente la misma. Debo añadir que confiamos en la presidencia irlandesa para alcanzar un resultado positivo, es decir, una decisión para reformar las instituciones en el próximo Consejo.
De manera que Francia y Alemania caminarán de la mano por el camino europeo.
Pregunta.- Señor presidente, Señor canciller, quisiera hablar del escrutinio de ayer, cuyos resultados han sido dolorosos para algunos partidos políticos en el poder. ¿No temen que el resultado de este escrutinio haga más difíciles de tomar las decisiones en el Consejo Europeo, por ejemplo a la hora de buscar un nuevo presidente para la Comisión? Por otro lado, cuando han visitado la catedral de Aix-la-Chapelle, han buscado en ella consuelo por el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo, han buscado algún consuelo por los resultados de esas elecciones europeas? ¿Han hecho penitencia?
Respuesta.- El canciller Schröder – El resultado de esas elecciones ni facilitará ni dificultará el nombramiento de un nuevo presidente de la Comisión. Lo que quisiera decir sobre las elecciones europeas es que los gobernantes de toda Europa se enfrentan a la misma situación, y se trata de una observación que se confirma siempre en este tipo de elecciones intermediarias entre los grandes escrutinios nacionales. Las dificultades a las que se enfrentan todos nuestros gobiernos son dobles. En primer lugar, hemos llevado a cabo la ampliación a un ritmo muy intensivo, algo necesario y con una gran importancia histórica. Como es natural, este tipo de decisiones suscita miedo a los pueblos de la Unión Europea.
La segunda vertiente de esa dificultad son las grandes reformas necesarias, ahora indispensables en nuestras sociedades, debido en particular a los cambios demográficos. Estas reformas necesarias suponen esfuerzos y limitaciones y generan miedo. Y el problema al que nos enfrentamos es el desfase que hay entre el momento en que se lleva a cabo el esfuerzo necesario para realizar las reformas y el momento en que se recogen los frutos de esa política de reformas. La dificultad reside en ese desfase y es una dificultad a la que se enfrentan todos los gobiernos europeos, con la salvedad de los gobiernos establecidos hace poco tiempo o que ya han llevado a cabo el proceso de las reformas necesarias.
Dicho esto, no les ocultaré que el resultado de estas elecciones me resulta doloroso. Pero eso no me llevará a cuestionarme la necesidad histórica de la ampliación. No me llevará a detener el proceso de reformas. Se trata de dos cosas absolutamente necesarias y es una de las responsabilidades que me otorgaron mis electores en 2002, a mí y a mis socios en el poder.
Respuesta.- El presidente – Comparto esa opinión. Las elecciones de ayer fueron una decepción para todos nosotros y para Europa. Una decepción por el índice de abstención. Desde mi punto de vista, es lo más importante. Quiere decir que los dirigentes de los veinticinco países europeos no han sabido movilizar a sus conciudadanos para darles las ganas y el sentimiento de necesidad de participar en ese gran paso europeo.
Segunda observación: las elecciones se han celebrado después de tres años, o prácticamente tres años, de crecimiento casi nulo, lo que crea una gran dificultad para aportar respuestas positivas a los interrogantes de nuestros conciudadanos. Nuestros conciudadanos tienen interrogantes, inquietudes y expectativas y, en un período de crecimiento muy débil, es muy difícil aportar respuestas. Además, nos encontramos en un período en el que resulta evidente que hay que llevar a cabo una serie de reformas importantes. Las reformas son algo que siempre preocupa. Aunque tratemos de hacer que sean los más justas posibles desde el punto de vista social, siempre inquietan. Y eso explica que, tal como ha señalado el canciller, todos los gobiernos, de la índole política que sea, hayan sido sancionados. Se comprende perfectamente. Debemos tener en cuenta lo que dicen los electores europeos y encontrar las iniciativas y los medios con los que podremos volver a movilizarlos y hacerles entender que nuestro objetivo no es otro que reactivar el crecimiento y ponerlo al servicio del empleo y de la justicia social.
En la reunión del G-8 organizada por Estados Unidos en Sea Island, donde también estaba presente el canciller, me ha llamado mucho la atención la unanimidad de los observadores mundiales sobre la necesidad de hacer reformas que se imponen por el bien de todos nuestros conciudadanos, especialmente europeos, y sobre el hecho de que se citara a Alemania como ejemplo por su aptitud para preparar el mundo moderno y el mundo de mañana.
En Francia también tratamos de hacer los esfuerzos indispensables para emprender esas reformas. Dicho esto, una elección siempre es una elección y, por consiguiente, debe ser escuchada, hay que escuchar lo que dicen los electores y tenerlo en cuenta en nuestro comportamiento.
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