(Bruselas, 17 de diciembre de 2005)
Señoras y señores, no es necesario que me recuerden cuán ingrato es el trabajo del periodista, lo sé y por ello les rindo homenaje; como consuelo, les diré que el de los miembros del Consejo no es mucho mejor.
En cualquier caso, tras una larga jornada de discusiones y de negociaciones, disponemos por lo tanto de un acuerdo sobre las perspectivas financieras. Creo que podemos decirlo, se trata de un buen acuerdo para Europa, que se ve provista de los medios necesarios para financiar sus ambiciones y sus políticas comunes. Este acuerdo permite igualmente financiar adecuadamente la ampliación. Todos han podido constatar, durante las ampliaciones precedentes, que al final, la cohesión y la solidaridad se han expresado en beneficio de todo el mundo, de los que se benefician, por supuesto, así como del resto, a través del desarrollo económico del conjunto de la colectividad.
Creo que este acuerdo responde a las exigencias que nos parecerían indispensables. Por un lado, a las exigencias de solidaridad respecto al conjunto de nuevos miembros; por otro lado, las exigencias de equidad, que, como saben, defendíamos para que cada país aportara su parte justa y equitativa al coste de la ampliación. Responde igualmente a las exigencias de estabilidad, ya que no podíamos imaginar que se pusieran en cuestión acuerdos relacionados con ciertas actividades económicas, en particular la Política agrícola común, los cuales no deberían ser cuestionados en el transcurso del período.
En este sentido, conviene destacar la importancia del gesto que ha realizado – desde mi punto de vista, con legitimidad, pero políticamente difícil – la presidencia británica y el Primer ministro Tony Blair, al aceptar que el descuento británico sea modificado considerablemente en su funcionamiento y que dicha modificación se mantenga en el futuro. Esto permite a Gran Bretaña participar con normalidad a la financiación del coste de ampliación con excepción, por supuesto – lo cual ya se había acordado desde el inicio de estas discusiones – de los gastos agrícolas del mercado, de la Política agrícola común del mercado.
El sistema puesto en marcha que ha sido aceptado por nuestros amigos británicos se realizará progresivamente, es decir, que esta adecuación del funcionamiento se realizará de manera progresiva, a partir de 2007 para teminar, en principio, en 2013. Como ya saben, este era el objetivo que nos habíamos fijado.
Con motivo de las negociaciones, me gustaría destacar el acuerdo que ha sido ratificado con normalidad y legitimidad, referente a la garantía de financiación de las políticas comunes hasta el año 2013, unas políticas comunes que conciernen en particular a la Política agrícola común. Un acuerdo que implica su apliación hasta 2013.
Me gustaría igualmente destacar, en este último punto, que dichas negociaciones han mostrado una cooperación entre Alemania y Francia constante en cada instante y perfecta. Creo que es un elemento importante para nosotros pero igualmente para Europa, no porque tengamos una vocación particular en indicar el tono de la política europea, sino simplemente porque la experiencia ha demostrado que cuando Francia y Alemania acuerdan sin problemas, la política europea o la construcción europea se desarrolla con normalidad. Cuando existe una diferencia de puntos de vista entre Alemania y Francia, entonces el sistema se bloquea.
Me congratula por lo tanto señalar, junto a la nueva canciller, junto a la sra. Merkel, que este acuerdo franco-alemán se ha realizado de manera indiscutible. Creo poder decirlo para la satisfacción del conjunto de nuestros colegas. Es igualmente el resultado de una cooperación que hemos realizado con un cierto número de nuestros socios, en particular con España, Italia, Polonia, los países del Benelux y otros.
Europa retoma su camino hacia adelante. Ha vivido un período de incertidumbre, de crisis. Se abusa mucho de esta palabra, "crisis”; la construcción europea es la historia de crisis permanentes y superadas. Una vez más se ha superado la crisis.
Un aspecto de interés para Francia, no sólamente para ella, pero sí en particular, es la reducción del TVA [impuesto sobre el valor añadido francés]. La presidencia británica ha retirado esta cuestión del orden del día del Consejo por motivos prácticos y ha mandado examinar este tema, tanto para la vivienda como para la restauración, al Consejo ECOFIN del 24 de enero. Me gustaría unicamente precisar que, en lo que respecta al sector de la construcción y al de los servicios a las personas, el TVA reducido, en completo acuerdo con la Comisión, seguirá aplicándose después del 1 de enero.
En lo que respecta a la reducción del tipo de TVA para el sector de la restauración, nuestros amigos alemanes se han mostrado muy reservados y reticentes. Nuestra determinación sigue siendo la misma, pero el problema no se ha resuelto aún.
P – Señor Presidente, ¿podría usted explicarnos cómo funcionará la modificación progresiva de los mecanismos de cálculo del descuento británico entre 2007 y 2013?
R – El problema era en primer lugar definir la base sobre la cual se calculaba el descuento británico. Desde el principio, habíamos convenido que los gastos agrícolas del mercado estarían excluídos pero que, en cambio, todos los gastos asociados a la ampliación deberían incluirse en lo que concierne al cálculo del descuento británico. Es, por tanto, la decisión que se ha tomado.
A partir de este punto, nuestros amigos británicos han considerado que realizar esta acción en una sola vez, en el plazo de un año, representaba para ellos – lo cual es completamente legítimo – un problema presupuestario extremadamente importante y hay que decir que imposible asumir. Por ello han solicitado que la modificación de estos mecanismos se realice de manera progresiva, iniciándose en 2007 o en 2008, desde que tengan la capacidad de hacerlo, desde que puedan adaptar su situación presupuestaria a esta nueva carga, habiéndose decidido que para el 31 de diciembre de 2013 habrá finalizado todo. Es decir, que para el 1 de enero de 2014 el sistema será definitivo.
Esto representa, para Gran Bretaña, un coste, teniendo en cuenta la progresividad y el escalonamiento, del orden de 10 mil millones y medio de euros, lo cual es evidentemente una suma relativamente importante. Justificaba, por parte de los británicos, una petición de escalonamiento progresivo a lo largo del período, ante lo cual estábamos todos de acuerdo. Finalmente este acuerdo fue propuesto por la Sra. Merkel y por mí mismo a la presidencia británica, tras muchas discusiones. Ha durado mucho, hemos tenido muchas discusiones "cara a cara” sobre este punto, entre el sr. Blair y yo, entre el sr. Blair y la sra. Merkel y entre nosotros tres.
Hemos llegado finalmente a este resultado que ha sido aceptado por el conjunto y díria que de manera totalmente unánime por parte de nuestros socios, quienes nos apoyaban en esta ambición, para que cada uno, incluída Gran Bretaña, participe equitativamente al coste de la ampliación.
P – Ha hablado usted de la perfecta alianza entre Francia y Alemania; me gustaría saber si el desacuerdo sobre el TVA en el sector de la restauración es una imperfección que no vale la pena citar, o si por el contrario muestra que existen no obstante divergencias importantes.
R – Una alianza perfecta no excluye, por supuesto, una divergencia de puntos de vista sobre algún punto en particular. La alianza se manifiesta por el hecho de que esto no suponga un problema particular entre Alemania y Francia. Entendemos muy bien las razones de la sra. Merkel, aunque mantengamos nuestra solicitud y el deseo de estar satisfechos, dejando a los ministros de Economía que, con motivo del próximo Consejo ECOFIN, encuentren una solución a este problema que, permítanme decir, es extremádamente técnico y limitado; desde luego le puedo asegurar que no plantea cuestionar la alianza franco-alemana.
P – Señor Presidente, para finalizar, a pesar de lo que hayamos podido decir u oir, ¿ha sido esta presidencia británica dirigida de manera notable, al haber conseguido llegar a un acuerdo que parece satisfacer a Francia y a Europa?
R – En efecto, creo por un lado podemos decir que el resultado es satisfactorio para Europa, sin duda alguna al haber permitido llegar a un acuerdo; diría, de manera más egoísta, que satisfactorio para Francia puesto que se han alcanzado los objetivos que Francia había fijado y debo reconocer que la presidencia ha sido dirigida de manera notable por el Primer ministro británico, con mucha inteligencia y con un gran valor. Porque, todo el mundo lo entiende, el sr. Tony Blair ha tenido que aceptar replantearse lo que sin duda constituía una ventaja indiscutible, todo ello dentro de un contexto político para nada fácil. He insistido en rendirle homenaje, durante mi intervención inicial, ya que realmente es lo que sentía.
P- Señor Presidente, ha dicho usted que es un buen acuerdo, pero ¿esto no puede dar lugar, más adelante, a que se replantee esta cuestión, afectando considerablemente a la PAC y desembocar en la abolición, si fuera posible, del descuento británico bajo una fórmula distinta?
R – Creo que no he comprendido muy bien su pregunta. Sí entiendo a qué se refiere con la PAC, pero no hemos pospuesto el problema del descuento británico.
P - ¿No habría sido pospuesto otro debate más complicado? ¿Tendremos que pasar una jornada similar cuando se discutan las perspectivas financieras en 2014?
R - ¡Desde luego! Sea cual sea la situación, la adopción de las perspectivas financieras se realiza siempre con dificultad, sean cuales sean las circunstancias y lo que suceda. Por lo tanto, puede usted estar seguro de algo y es que, para las perspectivas económicas de 2014, habrá también dificultades, problemas y noches en vela tanto para los periodistas como para los miembros del Consejo. Sin duda alguna. Se llama democracia.
P – Señor Presidente, ¿podría usted explicarnos qué sucederá en la reunión que ha previsto para 2008/2009? ¿Cuáles son las decisiones que podrían esperarse o aquellas que, suceda lo que suceda, se esperarán, en 2014?
R – En cierto modo es la cuestión que ha planteado su compañera y a la cual no he respondido, les pido disculpas. Es culpa de lo tarde que es. La presidencia británica tenía un gran deseo, lo cual es legítimo, de poder discutir, en base altiempo disponible, sobre la estructura del presupuesto, sobre todo en lo que a políticas comunes y en particular a la PAC se refiere. Todo ello dentro del tiempo disponible para poder, llegado el caso, aportar reformas que resultarían necesarias para el Consejo.
De ahí la idea de discutirlas en 2008/2009, de abrir este debate en el seno del Consejo, lo cual es legítimo y normal. Un debate que se abrirá en base a un informe de la Comisión, como es habitual en nuestras instancias, que será estudiado y sometido al Consejo. Como ya saben, a partir de ahí, el Consejo es libre de tomar sus decisiones, que deben ser tomadas por unanimidad. Es normal que se reflexione sobre ello, no podemos permanecer indefinidamente sobre los mismos sistemas.
¿Dónde se encontraría la posible diferencia de puntos de vista? Gran Bretaña hubiera deseado, en medio de este debate y por lo tanto con suma rapidez, es decir, antes de 2013, que pudieran aportarse modificaciones que debieran ser decididas, naturalmente, de manera unánime por el Consejo.
Francia tenía otro punto de vista, no defendía un interés particular porque, de todos modos, la unanimidad le garantizaba no embarcarse en una reforma que no habría deseado. Por una cuestión de principios, Francia estimaba que los compromisos que habíamos acordado debían ser mantenidos, independientemente de lo que ocurriera, porque no se puede pedir a los agentes económicos, a los agricultores y a otros que cambien las reglas del juego cada tres o cuatro años. No es posible. Nos hemos comprometido por un período determinado, que finaliza el 31 de diciembre de 2013. Había que mantener estos compromisos. Es una cuestión de ser correcto - incluso una cuestión de honor – ante aquellos que habían accedido a comprometerse - en el caso particular de la PAC, de los agricultores - al igual que sucede con los otros compromisos.
Por lo tanto, para nosotros, se trataba de una cuestión de principios, no de interés, ya que, hipotéticamente, la unanimidad necesaria nos garantizaba no imponer aquello que no hubiéramos deseado. Pero al tratarse de una cuestión de principios, los compromisos debían mantenerse y eso es lo que ha sucedido.
P – Señor Presidente, los Estados miembros esperaban aparentemente mucho; al término de este acuerdo, ¿han estado satisfechos de lo que han obtenido? Permítame una pequeña precisión respecto a la reducción del cheque británico, ¿se prevé su abolición?
R – En referencia a la segunda pregunta, nadie ha solicitado aquí la abolición del descuento. Éste se basa en un cierto número de realidades técnicas que lo justifican. Lo que pedíamos, era que el "abuso”, es decir, que lo que considerábamos como abusivo del descuento y que llevaba al Reino Unido a no participar equitativamente en el coste de la ampliación, fuera modificado y de manera permanente. Es lo que se ha obtenido y nadie ha solicitado que el mecanismo del descuento existente, por razones técnicas, fuera suprimido.
Por otro lado, me pregunta usted si el todo mundo ha sido satisfecho. Le diré que, en mi opinión, en base a la participación de cada uno y a la unanimidad, a la vez de las satisfacciones expresadas y del homenaje rendido a la presidencia, se puede decir que todo el mundo está satisfecho. La verdad es que, en este tipo de discusiones, nadie está completamente satisfecho, o pocas personas lo están, porque en cada ocasión se suele pensar que quizás habría sido posible obtener un poco más o que hubiera sido mejor obtener esto o lo otro.
Existe una satisfacción general, política, indiscutible, que ha sido expresada por la adhesión al texto y a las conclusiones de la presidencia. Puedo imaginar que muchas personas que hubieran deseado tener un poco más podrán sentirse algo frustradas.
P – Precisamente ¿qué habría sido ideal conseguir para usted, frente a lo que esta noche se ha conseguido?
R – Hemos conseguido lo que nos habíamos propuesto, objetivos de principio y solicitudes particulares. Hemos obtenido satisfacción sobre los objetivos de principio, algo esencial para nosotros y hemos obtenido satisfacción sobre problemas particulares, como la ayuda a Córcega, al Hainaut, o al desarrollo rural.
De todos modos, lo esencial, para nosotros, era una idea de solidaridad, de equidad y de estabilidad del acuerdo europeo.
Muchas gracias.