Paris, 10 de septiembre de 2006.
Señor Presidente, Querido George
Han pasado cinco años desde que el terrorismo atentó contra Nueva York y los Estados Unidos, haciendo uso de una violencia inaudita.
Todos los Franceses, indignados, se unieron de corazón a los Americanos en esta prueba y el mundo entero, en la ONU, se reunió en torno al pueblo americano.
Dando inmediatamente fe de la solidaridad de Francia, jamás podré olvidar el terrible espectáculo que presentaba la Zona Cero, algunos días más tarde, así como la sobrecogedora tristeza de los Neoyorquinos que rendían un magnífico homenaje espontáneo a las víctimas, en Union Square, o el admirable coraje del Alcalde, Rudolph Giuliani y la dignidad, el heroísmo, el sacrificio de los rescatadores, de los policías y de los bomberos que París tuvo ocasión de homenajear poco después, en los Campos Elíseos, el 14 de julio. Nuestra reunión en Washington, el 18 de septiembre, asentó la alianza entre nuestros dos países para combatir el terrorismo.
En estos días de triste conmemoración, quisiera transmitirle la amistad y la solidaridad del pueblo francés con el pueblo americano. Comulgamos juntos en el recuerdo de las víctimas, de sus familias y de sus allegados. Rendimos juntos homenaje a todas las víctimas del terrorismo a través del mundo. Perseguimos juntos nuestro combate determinado contra este mal que jamás podría ser justificado.
Ruego, Señor Presidente, reciba el testimonio de mi alta estima y de mi más cordial solidaridad.
(Anotaciones manuscritas en cursiva)
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